Ladies night

El pasado viernes 9 de noviembre se reunieron en el Hijo del Cuervo ubicado en Coyoacán 5 amigas para degustar unas ricas cervezas de barril, así como platicar e intercambiar opiniones tal y como sisean las serpientes en sus nidos.

Debido a que el grupo estuvo conformado sólo por mujeres, la lista de espera se acortó, y al entrar al lugar era claro que la concurrencia masculina era mucho mayor por lo que era necesario un poco de equilibrio de género. Claro, esta situación en realidad era más preferible para las lenguas viperinas pues había más de dónde escoger.

La noche transcurrió al compás de la malta, y el irresistible perfume chismeril que tanto seduce. Entre un traguito al tarro y una mordida a un gajo de papa, salían frases como:
- “Maldito infeliz, pero hay algo de lo que estoy segura: se quedó con la más fea”
- “Es que todo iba muy bien, era bien maldita con él... Hasta que me amensé”
- “No los entiendo, cuando una es súper linda y buena onda, se aprovechan a más no poder”
- “No pues lo tuve que tronar, porque cuando entré a su casa vi dos traseros, y uno no era mío!”

En fin. También se habló sobre los actuales empleos, y la terrible situación en Oaxaca. Vaya, no todo es frivolidad plástica ni hombres...Aunque usted no lo crea.

En una de las mesas cercanas, un joven de escaso cabello pero que no estaba de mal ver le hacía ojitos a Pecarí, y pues ésta le respondía con otras miradillas coquetillas. Después de un buen rato y de cerrarle el ojito a Pecarí el joven tiene a bien abrir sus dos extremidades inferiores para que con una de sus extremidades superiores iniciara un proceso milenario y oculto para todas las mujeres. Un proceso que los reafirma como integrantes del género masculino y que tiene la errónea facultad de que mientras más público se haga, mientras más notorio se realice, más masculino es un hombre. Pecarí bajó su cabeza y les dice a sus amigas: “¡Ay, necesito tomar alcohol!”, después procedió a explicar la situación y todas estallaron de la risa.

Después de una noche de copas, risas y vivoreadas, la diversión se mudó a la taquería propiedad de la familia de la Sra. Amechan al sur de la ciudad, para degustar delicados platillos de la alta cocina nocturna como lo son los de al pastor y los de costilla. Ah! Pero qué buenos son, caray! ¡Qué bonita forma de acabar la noche!

Después de la repartición domiciliaria, Pecarí regresó a su humilde hogar con una gran sonrisa.

Estimada lectora, ¿cómo son sus ladies night?
Estimado lector, ¿qué opina de los ladies night?